Mario Draghi, presidente del BCE |
jueves, 8 de noviembre de 2012
Esta semana ha sido difícil para la economía Europea y, en particular, para el Banco Central Europeo (BCE), el cual es la entidad encargada de desarrollar las acciones necesarias para asegurar el correcto crecimiento de los países de la eurozona.
Los datos económicos recientes siguen sin dar señales de recuperación económica en Europa y, por el contrario, muestran que la situación va empeorando. Más aún, las peores proyecciones económicas realizadas por la Comisión Europea a la Unión Europea y, particularmente, a Alemania, indicarían que el camino tomado hasta el momento no ha sido el correcto, y que ha generado que el motor económico de la eurozona también se vea afecto por los problemas de sus vecinos. Por ello, esta región ya casi no crecería en el 2013, y empezaría a repuntar recién para el 2014, debido sobre todo a los temores sobre el agravamiento de la crisis y la viabilidad de largo plazo de la Unión, así como por la negativa retroalimentación entre las presiones de financiamiento de los bancos y la actividad económica.
En este contexto, había una fuerte especulación de que el BCE ponga la reducción de la tasa de interés de referencia en agenda, con la posible decisión de que la tasa baje a mínimos históricos de 0.5% para los próximos meses, dados los problemas de Alemania y los mínimos riesgos de inflación. Sin embargo, distintos analistas dijeron que ello podría aplazarse hasta el próximo año dada la posibilidad de que su impacto en el corto plazo se puede ver diluido en los problemas de los canales de transmisión monetaria del banco.
Finalmente, el BCE decidió no cambiar la tasa de referencia; con su presidente, Mario Draghi, diciendo que no ve razones para cambiar la política monetaria y que ello solo dependería de la estabilidad de precios en la zona euro. Esto a pesar que espera que la actividad económica en el área del euro permanezca débil.
Los problemas en los canales de transmisión son atribuidos direc- tamente a España y a su negativa a tomar el rescate financiero, lo cual impide el inicio del plan de compra de bonos soberanos. Peor aún, las condiciones hechas por el primer ministro español, Mariano Rajoy, sobre saber exactamente cuál será el efecto del plan de bonos sobre los yields de la deuda española, complican más el avance de este proceso dado que, tal como lo ha dicho el mismo Draghi, el BCE no puede asegurar ningún efecto de manera ex ante.
Por otro lado, Draghi se presenta satisfecho con la decisión a favor de la austeridad fiscal en Grecia, pero dijo que es improbable que el banco pueda hacer mucho más por Atenas, ya que no tiene permitido entregar ayuda directa. Con ello, solo quedaría esperar que el nuevo desembolso de rescate al país heleno sea suficiente para sacarlo de la profunda crisis en la que se encuentra, con una tasa de desempleo que supera el 25%.
La situación en Europa sigue sin mejorar y las entidades gubernamentales siguen esperando que la situación empeore para recién actuar.
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